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Biografías
CORPUS BARGA
por Francisco Arias Solís
LA VOZ DE UN ILUSTRE IGNORADO
"Las memorias quieren contar lo que pasa
en la vida. Por insignificante que sea una vida,
nunca se acaba de contar lo que pasa con ella."
Corpus Barga
Corpus Barga es uno de los más destacados escritores de
nuestra literatura contemporánea. En plena juventud, se
convirtió en uno de los grandes periodistas de su época. La
publicación de sus tomos de memoria de la década de los
setenta puso fin a más de treinta años de silencio editorial
y le valió el Premio de la Crítica en 1974.
Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna más conocido
por el seudónimo de Corpus Barga, nació el 9 de junio, día
del Corpus, de 1887, en Madrid. Hijo de un "castellano viejo
de Córdoba que prefería los cantos de la Montaña al cante
flamenco, no bebía vino ni ponía los pies en los casinos..."
Cuando aún no había cumplido los diecisiete años, Corpus
publica su primer libro, Cantares. Muy pronto inicia Corpus
sus relaciones amistosas con algunos de los escritores más
representativos del momento, en especial, con Pío Baroja y
con Valle-Inclán. En agosto de 1906 apareció su primer
artículo en El País. No parecen disgustarle los
calificativos de "joven anarquizante" y de "joven ácrata",
que le propinan algunos críticos.
En 1907 Corpus Barga abandona sus estudios de Ingeniero de
Minas. Poco después se escapa a América. En 1908, su
familia, le confina en Belalcázar, pueblo de la sierra de
Córdoba en el que tomará notas para la que será su primera
novela, La vida rota, que aparecerá en 1910.
Después de una larga estancia en París, pasa una temporada
en Andalucía y renueva sus viejos ataques contra el
caciquismo. En 1914 Corpus Barga se establece
definitivamente en París, en donde vivirá, si descontamos
sus estancias en Berlín en 1930 y en España, mientras duró
la República.
En 1916 colabora asiduamente en La Correspondencia de
España, y, una año más tarde, en El Sol, del que decía Juan
Ramón Jiménez que era el menos malo de los diarios "donde
podrás leer cosas de Corpus Barga y de Adolfo Salazar, que,
en general, están bien, y, a veces muy bien". Colaboró
asiduamente en la Revista de Occidente, en La Nación de
Buenos Aires y en muchas otras publicaciones. Hizo
arriesgados viajes en la etapa inicial del avión y participó
como periodista en el vuelo del Zeppelin que cruzó por
primera vez el Atlántico.
"Como otros verdaderos representantes de España en el
extranjero -decía Corpus Barga-, Picasso no ha existido para
la España oficial. Acabará por decirse que es francés".
Corpus también cultiva la amistad de Unamuno el desterrado.
En 1930 publica la novela Pasión y muerte. Apocalipsis. En
1936 Corpus Barga muestra su entusiasmo ante un pueblo fiel
a sus ideales. Participa en el desmantelamiento del Museo
del Prado y en el envío de sus inapreciables tesoros a
Ginebra, colabora en El Mono Azul y en Hora de España y es
uno de los artífices del II Congreso Internacional de
Escritores Antifascistas, que se celebra en julio de 1937.
El nombre de Corpus Barga irá unido para siempre al de
Antonio Machado en el doloroso camino del exilio, tras la
caída de Cataluña en 1939. Corpus residió en París y en
diversos países de Europa y Latinoamérica, hasta que después
de la segunda guerra mundial se afincó definitivamente en
Lima, donde fue nombrado director de la Escuela de
Periodismo de la Universidad de San Marcos.
Publicó sus memorias en una serie de novelas con el título
general de Los pasos contados. Una vida española a caballo
en dos siglos (1887-1957), compuesta por las siguientes:
Mi
familia. El mundo de mi infancia (1963), Puerilidades
burguesas (1965), Las delicias (1967) y
Los galgos verdugos
(1973). Nuevos títulos iban a completar la serie, pero el
fallecimiento del autor la dejó inconclusa. Los volúmenes
van pasando revista a la España cotidiana, social, cultural,
política, de la infancia y de la juventud del autor,
principalmente en el primero y segundo. A partir de Las
delicias el sobrio tono testimonial deriva cautamente hacia
una concepción más novelesca, con un más intrincado conjunto
de personajes y relaciones entre ellos; sin que por esto
deje nunca de estar presente ese carácter de memorias
concebidas desde un ángulo muy original. Aparte de los
valores documentales, de las inteligentes anotaciones
ambientales o culturales, un mérito se impone sobre los
otros en esta serie, el de un cuidado estilo sin ninguna
clase de perfeccionismo, que hace de su prosa una de las
muestras más afortunadas de nuestra literatura de posguerra.
La Asociación de la Prensa de Madrid, en mayo de 1975, lo
nombró periodista de honor. Poco tiempo después, el 8 de
agosto de ese año, moría en Lima a consecuencia de una
neumonía. Corpus Barga, como decía María Zambrano, fue
siempre un "héroe sin melancolía, respondiendo ante el mundo
por España".