• LA VOZ DE UN ILUSTRE IGNORADO


    "Las memorias quieren contar lo que pasa
    en la vida. Por insignificante que sea una vida,
    nunca se acaba de contar lo que pasa con ella."
    Corpus Barga
  • Corpus Barga
 

Corpus Barga es uno de los más destacados escritores de nuestra literatura contemporánea. En plena juventud, se convirtió en uno de los grandes periodistas de su época. La publicación de sus tomos de memoria de la década de los setenta puso fin a más de treinta años de silencio editorial y le valió el Premio de la Crítica en 1974.

Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna más conocido por el seudónimo de Corpus Barga, nació el 9 de junio, día del Corpus, de 1887, en Madrid. Hijo de un "castellano viejo de Córdoba que prefería los cantos de la Montaña al cante flamenco, no bebía vino ni ponía los pies en los casinos..." Cuando aún no había cumplido los diecisiete años, Corpus publica su primer libro, Cantares. Muy pronto inicia Corpus sus relaciones amistosas con algunos de los escritores más representativos del momento, en especial, con Pío Baroja y con Valle-Inclán. En agosto de 1906 apareció su primer artículo en El País. No parecen disgustarle los calificativos de "joven anarquizante" y de "joven ácrata", que le propinan algunos críticos.

En 1907 Corpus Barga abandona sus estudios de Ingeniero de Minas. Poco después se escapa a América. En 1908, su familia, le confina en Belalcázar, pueblo de la sierra de Córdoba en el que tomará notas para la que será su primera novela, La vida rota, que aparecerá en 1910.

Después de una larga estancia en París, pasa una temporada en Andalucía y renueva sus viejos ataques contra el caciquismo. En 1914 Corpus Barga se establece definitivamente en París, en donde vivirá, si descontamos sus estancias en Berlín en 1930 y en España, mientras duró la República.

En 1916 colabora asiduamente en La Correspondencia de España, y, una año más tarde, en El Sol, del que decía Juan Ramón Jiménez que era el menos malo de los diarios "donde podrás leer cosas de Corpus Barga y de Adolfo Salazar, que, en general, están bien, y, a veces muy bien". Colaboró asiduamente en la Revista de Occidente, en La Nación de Buenos Aires y en muchas otras publicaciones. Hizo arriesgados viajes en la etapa inicial del avión y participó como periodista en el vuelo del Zeppelin que cruzó por primera vez el Atlántico.

"Como otros verdaderos representantes de España en el extranjero -decía Corpus Barga-, Picasso no ha existido para la España oficial. Acabará por decirse que es francés". Corpus también cultiva la amistad de Unamuno el desterrado. En 1930 publica la novela Pasión y muerte. Apocalipsis. En 1936 Corpus Barga muestra su entusiasmo ante un pueblo fiel a sus ideales. Participa en el desmantelamiento del Museo del Prado y en el envío de sus inapreciables tesoros a Ginebra, colabora en El Mono Azul y en Hora de España y es uno de los artífices del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, que se celebra en julio de 1937.

El nombre de Corpus Barga irá unido para siempre al de Antonio Machado en el doloroso camino del exilio, tras la caída de Cataluña en 1939. Corpus residió en París y en diversos países de Europa y Latinoamérica, hasta que después de la segunda guerra mundial se afincó definitivamente en Lima, donde fue nombrado director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de San Marcos.

Publicó sus memorias en una serie de novelas con el título general de Los pasos contados. Una vida española a caballo en dos siglos (1887-1957), compuesta por las siguientes: Mi familia. El mundo de mi infancia (1963), Puerilidades burguesas (1965), Las delicias (1967) y Los galgos verdugos (1973). Nuevos títulos iban a completar la serie, pero el fallecimiento del autor la dejó inconclusa. Los volúmenes van pasando revista a la España cotidiana, social, cultural, política, de la infancia y de la juventud del autor, principalmente en el primero y segundo. A partir de Las delicias el sobrio tono testimonial deriva cautamente hacia una concepción más novelesca, con un más intrincado conjunto de personajes y relaciones entre ellos; sin que por esto deje nunca de estar presente ese carácter de memorias concebidas desde un ángulo muy original. Aparte de los valores documentales, de las inteligentes anotaciones ambientales o culturales, un mérito se impone sobre los otros en esta serie, el de un cuidado estilo sin ninguna clase de perfeccionismo, que hace de su prosa una de las muestras más afortunadas de nuestra literatura de posguerra.

La Asociación de la Prensa de Madrid, en mayo de 1975, lo nombró periodista de honor. Poco tiempo después, el 8 de agosto de ese año, moría en Lima a consecuencia de una neumonía. Corpus Barga, como decía María Zambrano, fue siempre un "héroe sin melancolía, respondiendo ante el mundo por España".






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